miércoles, 4 de agosto de 2010

Sobre el valor y el deseo... pt. 2

Aviso: Si ya vas a leer esta entrada, asegúrate de haber leído la primera parte (aquí abajo...)


Lo que nos jode tanto, es que no sabemos distinguir entre las fuentes de satisfacción reales y virtuales. En buena medida por que casi nadie conoce la satisfacción real. 

Me cae que es así, pues cuando al señor Siddharta Gautama (conocido por millones de personas como Buddha) le cayó el veinte de esto, se iluminó (si, bajo la higuera y toda la onda). 

¿Por qué no se le da valor a cosas más "positivas" (o menos vulgares)? 
Ignorancia de sí, eso que no se enseña en ningún lado (entiéndase: la casa, la escuela o los círculos sociales comunes). El desconocimiento de cómo funcionan deseo y satisfacción, de sus interacciones. En otras palabras, hacer uso de aquello que nos diferencia de las demás especies, la autoconciencia (aún dentro del celofán para la mayoría de los homo sapiens).

Los satisfactores comunes sólo han provocado el síndrome Rolling Stone (I can't get no satisfaction, but I try and I try and I try...) satisfacciones momentáneas que al desvanecerse sólo abren paso al siguiente deseo. En términos de "soul food" nos alimentamos de gansitos, coca-colas y sabritas... alimentos fáciles, sobre-condimentados al nivel de insensibilizar al paladar, de rápido consumo, de nulo valor nutricional. Y no es que jamás haya que tomar refresco o pastelillos industrializados (aunque yo pienso que jamás un refresco será mejor que un buen jugo, o un pastelillo industrializado mejor que un buen pan mexicano), sino que si éstos son la base de tu dieta, estás cavando tu propia tumba. No sé si se entendió la analogía...

Bueno, si ya viste por donde va la cosa, ¿por qué no salvas al mundo?
Ey ey ey, calma. Como dije arriba, entender esto verdaderamente, interiorizarlo y aún más importante: hacerlo, implica que ya eres un ser muy evolucionado (como Buddha, vamos). De hecho, hay sistemas místico-filosóficos completos que tratan sobre esto (como el budismo, el sufismo, una parte de la cabalá, una parte del cristianismo, entre las más difundidas). En otras palabras, yo nomás te platico, además, creeme, Buddha no se iluminó después de leer muchos libros ni platicar mucho con sus cofrades ni sentarse a pensar hasta que se le tatemara la calva. Ni siquiera si el mismísimo Maestro de Maestros Jesús el Cristo viniese frente a ti y se pusiera a decirte qué te va a dar satisfacción real, que deberías de valorar, y que dejes de lado todo lo que habías considerado importante porque son puros falsos ídolos, lo harías. Sencillamente porque tienes que llegar hasta ahí (no lo hizo con Poncio Pilatos ni con los judíos o los romanos, ahí nomás pa que te des una idea), no hay tal cosa como: "ayer era una mierda de persona pero hoy soy santo" (a menos de que exista un esfuerzo consciente bien canijo) y mucho menos agregando: "y todo después de leer un blog".

¿Y qué, a poco tu si conoces la satisfacción verdadera y tienes valores acá muy altos?
En general... NO, y al parecer eso no impide que me sienta lo suficientemente salsa como para escribir estas cosas e invitarte a que reflexiones chido esperando que no llegues a la temida (aunque popular) conclusión: "chaaaaz! ...creo que he querido puras _________s"

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