Lo dije antes y lo digo ahora: somos demasiados y para solucionar el 90% de los problemas de la humanidad es indispensable que seamos menos, pero, ¿por qué somos tantos?
Con excepción de aquellos concebidos por un tipo con bata y guantes en una caja de petri (si, deprimente), todos somos el resultado del mismo viejo proceso de la reproducción humana. El cual, visto desde la biología, es una genialidad si la finalidad de la reproducción es perpetuar la especie en un entorno difícil, como lo es para la mayoría de las especies. Por ejemplo: los pingüinos tienen que caminar más de 160 km en el invierno ártico dos veces y pasar 150 dias sin comer para poder tener un pollo de pingüino, las tortugas tienen que poner decenas de huevos porque al salir, el 90% de las crías no duran más de un día, las gacelas tienen que ponerse en pie el mismo día en que nacen y poder huir de los guepardos pocos días después. En fin, ser animal es una joda perpetua, por eso, para ellos lo más importante después de conservar la propia vida, es perpetuar la especie, así, el sexo está diseñado para el estilo de vida animal: para ser no sólo importante, sino fundamental e irrenunciable.
Así como domesticamos al fuego para que cocinara nuestra comida y fundiera nuestros metales, domamos a los microorganismos para que nos dieran vinos y quesos, al viento para mover nuestros molinos, a las plantas para que nos dieran sus frutos y semillas, así adaptamos al sexo a nuestra vida civilizada y lo convertimos en un arma de muchos filos y le dimos más aristas que una escultura de Sebastián, haciendo de la reproducción una entre muchas.
Si el sexo sólo doliera y fuera asqueroso en todas sus facetas (Dios nos libre), ya nos habríamos extinto. Por esto es que digo que una de las razones por la que somos tantos, es porque el reproducirnos es una actividad formidable.
Pero, ¿es eso válido como justificación a la sobrepoblación en estos tiempos?
No, claro que no.
A éstas alturas de nuestro desarrollo, contamos con la tecnología, el conocimiento y el nivel de progreso moral necesario para que la reproducción sólo sea un acto voluntario con un margen de error menor al 1%. Los anticonceptivos son variados y baratos, especialmente si comparamos con el precio de una dotación de pañales.
En la realidad (nuestra realidad), no importa que tantas formas haya para evitar la procreación, pues hace falta educación para que la existencia de los anticonceptivos nos sea útil, y ni siquiera me refiero a la educación sexual la cual es sin duda necesaria, sino a la educación sin más. Ya hablaré sobre la educación y sus demonios (parafraseando a Sagan y recordando a Elba Esther), pero aquí debo puntualizar que me refiero a la educación en una forma extensiva, integral y holística. Me refiero a una educación que incluye a la que se imparte en las escuelas y en el hogar, pero se refiere más bien a la educación que la sociedad imparte a sus conformantes a través de todos los medios posibles. De esta manera, es fácil comprender que la educación con la que cuenta la mayoría es inútil, insuficiente y retrógrada mucho antes de llegar a temas tan complejos como la sexualidad, la sociedad o la sobrepoblación.
Así las cosas, es indudable que muchos nacimientos no fueron planeados o deseados, y sin tratar de adivinar un porcentaje preciso, me atrevo a decir que éste es alto. Aún así, queda otro porcentaje de aquellos nacimientos deseados, y en para éstos, la pregunta es: ¿por qué?
Parece que las razones más comunes para tener hijos son tan insensatas como:
"Soy altamente infeliz pero con hijos seré feliz"
"Mi matrimonio es un asco... tengamos hijos"
"Mi pareja no me ama, pero lo hará... porque tendrá un hijo conmigo"
"Tod@s mis amig@s tienen hijos"
entre otras...
Claro que nadie admitirá conscientemente que tiene razones como estas, sin embargo; no hace falta mucha observación para darse cuenta cuando es así. Éstas y otras razones comunes son altamente egoístas, y en una segunda lectura, es fácil darse cuenta que en todas el centro de la idea es "yo", cuando que el tener un hijo debiera ser uno de los actos menos egoístas (vamos, como en la naturaleza: recuerda a los pingüinos).
Ésta es la razón más importante y grave por la cual somos tantos: nos vale madres el otro... aún siendo nuestros propios hijos. Nos vale madres no poder darles lo básico: amor, alimento, educación, salud, recursos suficientes, oportunidades, etcétera. Nos vale madres que este planeta ya no sea suficiente para ellos, y si mostramos tan poco interés en quienes debieran ser depositarios de lo mejor de nosotros, ¿qué se puede esperar hacia los hijos de los demás?...
martes, 24 de agosto de 2010
domingo, 15 de agosto de 2010
Sobre población pt1
Somos animales sociales, nos necesitamos los unos a los otros, nuestra psique está diseñada para funcionar inmersa en la sociedad. Como lo demuestra la película "Náufrago", puedes sacar al individuo de la sociedad, pero no sacarás a la sociedad del individuo, la sociedad y el individuo son interdependientes. Necesitamos de las habilidades y talentos de nuestros congéneres, necesitamos de su trabajo. La colectividad es mucho más que la suma de los individuos, y todos los logros humanos se basan en la confluencia de las aportaciones individuales. Piensa por un momento, que si tienes un pan en tu mesa, detrás de el, hay biólogos genetistas en Monsanto que fabrican especies de trigo, hay agrónomos, pilotos, agricultores y operadores que siembran, riegan, dispersan agroquímicos y cosechan el trigo. Hay camioneros que lo transportan a los molinos. Hay operadores en los molinos, hay más camioneros, hay panaderos y vendedores de pan. Si quisieras prescindir de todo este universo de gente con sus respectivos conocimientos, habilidades y talentos te llevaría una vida, tal vez más. Pero considera que un pan es algo que ha existido por siglos. Piensa en el mismo proceso para el caso de una computadora, un automóvil, la internet, el teléfono, la ropa, la música, la literatura y todo lo que puedas imaginar...
Nuestro estilo de vida y nuestro poder como especie está sustentado en que cada quien aporta un ladrillo a la torre de Babel de la sociedad. Pero... ¿en serio necesitamos ser más de seis mil millones?
Yo creo que no.
El que existan tantas personas implica que también hay un exceso en muchas de las cosas que producen y consumen dichos individuos. No necesitamos tantas marcas de refrescos ni de automóviles, ni de ropa, ni cadenas de comida rápida, ni fondas de comida económica, ni electrodomésticos, ni bancos. Hay una sobre oferta de una cantidad inmensa de productos y servicios, y en contraste, también muchos monopolios, duopolios y oligopolios. Ambos fenómenos se alimentan del mismo plato, y sus consecuencias son el control de los precios y los mercados, la mala calidad en los productos, la mercadotecnia excesiva al punto de que ésta se vuelve el producto mismo. Hay muchos productos, pero sólo pocos los pueden adquirir.
Se necesitan muchas personas para mantener funcionando todos los sistemas que sustentan nuestra vida "moderna", aún así, la población excede en mucho al número de personas con el que la sociedad puede funcionar con una eficiencia máxima (máxima calidad de vida, máximo nivel de estudios promedio, máximos recursos para cada individuo, máximo desarrollo tecnológico y científico, máxima esperanza de vida, etc). Dado nuestro número actual, es físicamente imposible dar a todos un nivel de vida razonable. Ni el acero ni el combustible de todo el mundo alcanzan para dar a cada uno un automóvil, tampoco alcanza la tierra para que todos puedan vivir en una casa amplia. Si de un momento a otro se asignaran exactamente la misma cantidad de recursos a cada ser humano en este planeta, muchos bajaríamos muchos peldaños en la escala del nivel de vida, en otras palabras, este planeta ya no puede sostener a tanta gente.
Si planteo la idea de que sobra gente en un sentido general, la mayoría estará de acuerdo. Por ejemplo, si fuéramos sólo diez millones de habitantes en el Valle de México en vez de diecinueve, la contaminación bajaría inmediatamente, no habría más tumultos en el transporte, ni congestionamientos viales, ni escasez de agua, todos podrían tener una vivienda digna a precio razonable, las universidades públicas no tendrían que rechazar alumnos, habría menos crímenes, más parques, menos desempleo, y lo que se te ocurra. ¿A qué chilango no le encantaría eso?
Pero que tal si nos tomamos esta idea muy en serio y empezamos a eliminar gente: tú te vas... tú te quedas...
Tendríamos problemas en grande.
Es correcto decir que sobra gente en lo general, pero incorrecto decir específicamente quienes sobran. ¿A caso dejan de ser innecesarias 2/3 partes de la población del planeta sólo por que es inmoral e inhumano señalarlos particularmente como tales?
No, pues las razones por las que sobran van mucho más allá de lo humano (como la moral, por ejemplo), son hechos indiscutibles, leyes naturales.
La reducción de la población es condición necesaria para arreglar el 90% de los problemas de la humanidad. Se requiere mucho más que tener menos habitantes para atacar cualquiera de los problemas que nos aquejan, y aún siendo un número razonable, sería muy difícil solucionar dichos problemas, pero siendo tantos, es imposible.
Continuará...
Nuestro estilo de vida y nuestro poder como especie está sustentado en que cada quien aporta un ladrillo a la torre de Babel de la sociedad. Pero... ¿en serio necesitamos ser más de seis mil millones?
Yo creo que no.
El que existan tantas personas implica que también hay un exceso en muchas de las cosas que producen y consumen dichos individuos. No necesitamos tantas marcas de refrescos ni de automóviles, ni de ropa, ni cadenas de comida rápida, ni fondas de comida económica, ni electrodomésticos, ni bancos. Hay una sobre oferta de una cantidad inmensa de productos y servicios, y en contraste, también muchos monopolios, duopolios y oligopolios. Ambos fenómenos se alimentan del mismo plato, y sus consecuencias son el control de los precios y los mercados, la mala calidad en los productos, la mercadotecnia excesiva al punto de que ésta se vuelve el producto mismo. Hay muchos productos, pero sólo pocos los pueden adquirir.
Se necesitan muchas personas para mantener funcionando todos los sistemas que sustentan nuestra vida "moderna", aún así, la población excede en mucho al número de personas con el que la sociedad puede funcionar con una eficiencia máxima (máxima calidad de vida, máximo nivel de estudios promedio, máximos recursos para cada individuo, máximo desarrollo tecnológico y científico, máxima esperanza de vida, etc). Dado nuestro número actual, es físicamente imposible dar a todos un nivel de vida razonable. Ni el acero ni el combustible de todo el mundo alcanzan para dar a cada uno un automóvil, tampoco alcanza la tierra para que todos puedan vivir en una casa amplia. Si de un momento a otro se asignaran exactamente la misma cantidad de recursos a cada ser humano en este planeta, muchos bajaríamos muchos peldaños en la escala del nivel de vida, en otras palabras, este planeta ya no puede sostener a tanta gente.
Si planteo la idea de que sobra gente en un sentido general, la mayoría estará de acuerdo. Por ejemplo, si fuéramos sólo diez millones de habitantes en el Valle de México en vez de diecinueve, la contaminación bajaría inmediatamente, no habría más tumultos en el transporte, ni congestionamientos viales, ni escasez de agua, todos podrían tener una vivienda digna a precio razonable, las universidades públicas no tendrían que rechazar alumnos, habría menos crímenes, más parques, menos desempleo, y lo que se te ocurra. ¿A qué chilango no le encantaría eso?
Pero que tal si nos tomamos esta idea muy en serio y empezamos a eliminar gente: tú te vas... tú te quedas...
Tendríamos problemas en grande.
Es correcto decir que sobra gente en lo general, pero incorrecto decir específicamente quienes sobran. ¿A caso dejan de ser innecesarias 2/3 partes de la población del planeta sólo por que es inmoral e inhumano señalarlos particularmente como tales?
No, pues las razones por las que sobran van mucho más allá de lo humano (como la moral, por ejemplo), son hechos indiscutibles, leyes naturales.
La reducción de la población es condición necesaria para arreglar el 90% de los problemas de la humanidad. Se requiere mucho más que tener menos habitantes para atacar cualquiera de los problemas que nos aquejan, y aún siendo un número razonable, sería muy difícil solucionar dichos problemas, pero siendo tantos, es imposible.
Continuará...
lunes, 9 de agosto de 2010
Sobre las relaciones, la realidad y los toros
En esta ocasión, quiero empezar con un experimentillo pequeñillo, requiere de cierto esfuerzo de tu parte, pero verás que tiene sentido. El ejercicio original requiere que saques papel y pluma, y te pongas a escribir, sin embargo; si lo haces en tu mente (aunque sea tantito) será suficiente...
Quiero que pienses en lo que más te molesta de una persona (y espero que pienses más de dos cosas que de verdad te punzen el páncreas)...
Ahora, piensa en aquellas cosas que más valoras de una persona, que la hagan admirable para ti (lo mismo que en el punto anterior)...
Finalmente, piensa en las características más importantes de tu pareja ideal (sí, viájate...)
...
Bueno, si de verdad has echado a volar tu imaginación en los tres puntos anteriores, lo que acabas de hacer es una de las descripciones más fieles de ti mismo(a). Se llama proyección, y es un fenómeno inherente a la psique humana. En términos sencillos, consiste en ver en el otro características, actitudes, defectos, virtudes, sentimientos o cualquier otro atributo propio. El otro no necesariamente tiene que ser un ser humano, mucha gente se proyecta en los animales, en especial, en sus mascotas. Cuando alguien ve un perro en la calle y dice "mira a ese perro... se debe sentir muy solo" adivina quien se siente solo en realidad...
Nuestras proyecciones son responsables en gran parte (junto con algunas cosas más) de las percepciones equivocadas de la realidad. El mundo real es una cosa, la parte que percibes es sólo una mínima porción, y cómo interpretas ésta parte que percibes es una versión distorsionada de la misma. Esto no está mal, es natural, somos subjetivos y parciales, es decir, humanos. Pensar que tu interpretación de la porción de la realidad que percibes es la realidad tal cual es, si es una aberración (una muy popular, por cierto).
Cualquiera que haya tenido una relación sentimental/amorosa/amistosa/compleja/salvaje/otras sabe de lo que hablo. Estas relaciones son lo que yo llamo un "psychological playground". Alguna vez le dije a mi muy amada y hermosa novia: "quieres saber que tan loca está una persona... hazla tu novio(a)". Todos somos unos de lejos y otros de cerca, nos reservamos nuestras actitudes, pensamientos, emociones y manías para aquel que se atreva a acercarse lo suficiente. Tan solo observa a las personas, alguien se puede ver muy tranquilo, pacífico, seguro, centrado y alegre, pero pregunta a quien ha estado en la primera fila en el teatro de su persona y puede que te diga que en realidad y ya de cerca, es medio bipolar, celoso maniático, inseguro, manipulador y berrinchudo. Pero seguramente quien te dice esto, tiene mucho de lo mismo y lo ve acrecentado en el otro (si, se está proyectando).
Por esto, las relaciones son tan complejas, y para su buen desarrollo y dominio se requiere de ciencia, arte y "magia". Reconocer que la versión de mí que le presento a la sociedad es solo una porción del yo completo, y que la versión que yo veo de ti en realidad tiene mucho de mi verdadero yo, está cabrón. Si te has fijado, la mayoría de la gente dice detestar a la gente hipócrita, (espero que a estas alturas puedas hacer una interpretación adecuada de esta afirmación y otras parecidas) en la mayoría de los casos, el decir esto significa que a esa persona también le cuesta mucho trabajo aceptar que maneja dos versiones de sí misma (como el tipo descrito en el párrafo anterior).
Posiblemente a esta altura de mi texto pienses: "si, si, todos sabemos que es la proyección y más, ¿a caso ya te volviste psicólogo de revista? ¿copiaste esto de un artículo de Salud y Belleza o Cosmo?"
La respuesta a ambas preguntas es NO (aunque claramente podría tener mi columna en esas revistas o en Selecciones). Y si, entiendo que cuando lees esto, todo parezca obvio (pues muchas cosas en efecto lo son), pero recuerda que sólo estás leyendo, utilizando la metáfora: estás viendo una fotografía del toro.
Cuando tienes al cabrón animal de media tonelada frente a ti y envistiéndote, ahí es donde tienes que capotear como José Tomás y mostrar los mismos co***es y precisamente ahí es cuando nada de esto es obvio y mucho menos fácil. En situaciones de tensión/encabrone/frustración/arranques de lo que quieras/intensidad/etcétera donde al sujeto le cuesta más distinguir entre sí mismo y el exterior, donde es más difícil aceptar que la versión propia de la realidad es sólo eso y que por lo tanto, cualquier otra interpretación igual de subjetiva es tan válida como la propia, y donde es más difícil conciliar a todas las personalidades que llamamos yo.
Y es por esto, chicos y chicas, que las relaciones humanas son tan difíciles. Se trata no de lidiar con otro, sino de lidiar con uno mismo y con la parte más escabrosa de uno (el subconsciente). Se trata de ver la viga en el ojo propio además de la paja en el ajeno, medirse con la misma vara con que uno mide al mundo, ser más que consciente: ser autoconsciente.
miércoles, 4 de agosto de 2010
Sobre el valor y el deseo... pt. 2
Aviso: Si ya vas a leer esta entrada, asegúrate de haber leído la primera parte (aquí abajo...)
Lo que nos jode tanto, es que no sabemos distinguir entre las fuentes de satisfacción reales y virtuales. En buena medida por que casi nadie conoce la satisfacción real.
Lo que nos jode tanto, es que no sabemos distinguir entre las fuentes de satisfacción reales y virtuales. En buena medida por que casi nadie conoce la satisfacción real.
Me cae que es así, pues cuando al señor Siddharta Gautama (conocido por millones de personas como Buddha) le cayó el veinte de esto, se iluminó (si, bajo la higuera y toda la onda).
¿Por qué no se le da valor a cosas más "positivas" (o menos vulgares)?
Ignorancia de sí, eso que no se enseña en ningún lado (entiéndase: la casa, la escuela o los círculos sociales comunes). El desconocimiento de cómo funcionan deseo y satisfacción, de sus interacciones. En otras palabras, hacer uso de aquello que nos diferencia de las demás especies, la autoconciencia (aún dentro del celofán para la mayoría de los homo sapiens).
Los satisfactores comunes sólo han provocado el síndrome Rolling Stone (I can't get no satisfaction, but I try and I try and I try...) satisfacciones momentáneas que al desvanecerse sólo abren paso al siguiente deseo. En términos de "soul food" nos alimentamos de gansitos, coca-colas y sabritas... alimentos fáciles, sobre-condimentados al nivel de insensibilizar al paladar, de rápido consumo, de nulo valor nutricional. Y no es que jamás haya que tomar refresco o pastelillos industrializados (aunque yo pienso que jamás un refresco será mejor que un buen jugo, o un pastelillo industrializado mejor que un buen pan mexicano), sino que si éstos son la base de tu dieta, estás cavando tu propia tumba. No sé si se entendió la analogía...
Bueno, si ya viste por donde va la cosa, ¿por qué no salvas al mundo?
Ey ey ey, calma. Como dije arriba, entender esto verdaderamente, interiorizarlo y aún más importante: hacerlo, implica que ya eres un ser muy evolucionado (como Buddha, vamos). De hecho, hay sistemas místico-filosóficos completos que tratan sobre esto (como el budismo, el sufismo, una parte de la cabalá, una parte del cristianismo, entre las más difundidas). En otras palabras, yo nomás te platico, además, creeme, Buddha no se iluminó después de leer muchos libros ni platicar mucho con sus cofrades ni sentarse a pensar hasta que se le tatemara la calva. Ni siquiera si el mismísimo Maestro de Maestros Jesús el Cristo viniese frente a ti y se pusiera a decirte qué te va a dar satisfacción real, que deberías de valorar, y que dejes de lado todo lo que habías considerado importante porque son puros falsos ídolos, lo harías. Sencillamente porque tienes que llegar hasta ahí (no lo hizo con Poncio Pilatos ni con los judíos o los romanos, ahí nomás pa que te des una idea), no hay tal cosa como: "ayer era una mierda de persona pero hoy soy santo" (a menos de que exista un esfuerzo consciente bien canijo) y mucho menos agregando: "y todo después de leer un blog".
¿Y qué, a poco tu si conoces la satisfacción verdadera y tienes valores acá muy altos?
En general... NO, y al parecer eso no impide que me sienta lo suficientemente salsa como para escribir estas cosas e invitarte a que reflexiones chido esperando que no llegues a la temida (aunque popular) conclusión: "chaaaaz! ...creo que he querido puras _________s"
Sobre el valor y el deseo...
Seguramente también has escuchado ese discurso de la "pérdida de valores". ¿Ya buscaron bien?, podrían estar entre los cojines del sofá como me pasó a mí con un celular que tuve...
Podría ironizar mucho más, pero eso lo dejo a los maestros como Woody Allen o Matt Groening. La cuestión principal que quiero tratar aquí, es que la citada frase (que no pienso repetir mucho, pues me causa algo entre coraje, frustración y una sensación caracterizada y definida por Olallo Rubio como "ardor de cola") se ha vuelto una muletilla más del vocabulario popular, una explicación fácil y de amplia aceptación para los crecientes problemas de la sociedad y el ser humano. Sí, el mal gobierno, la codicia, el narcotráfico, los medios basura, la pornografía en internet, el cinismo, la depresión colectiva y progresiva, la falta de sentido, el caos vial, el reggaetón, el fanatismo, los sindicatos chupacabras, las guerras de los gringos, el dictador de Corea del Norte y el de Venezuela, y todos los demás cánceres de la humanidad se explican con esas tres sencillas palabras.
No hace falta ser Sócrates para darse cuenta que esta idea es el equivalente ideológico a tocar el timbre de una casa y correr.
¿Qué son los valores?
Bueno, no me atrevo a definirlos según la creencia popular, pues han creado un Frankenstein conceptual con ellos (si, con tornillos en el cuello, cabeza cilíndrica y toda la cosa). Pero en realidad la definición es, como dice un poema de Neruda: "clara como una lámpara, simple como un anillo". Un valor es aquello a lo que uno le da valor (si, tan sencillo que es bobo... duh!). Para Homero Simpson, las donas son un valor, para Gene Simmons, el dinero es un valor, para Yoda la Fuerza es un valor... no se si me explique.
Entonces... ¿Cualquier cosa puede ser un valor?
Depende... ¿Acaso le das valor a cualquier cosa?, si es así, pues sí, pero entonces eso te hace un idiota.
¿Se puede vivir sin valores?
No, en el momento en el que no le das valor a nada, mueres.
Esto lo descubrió empíricamente (y por las malas, cabe destacar) el neurólogo y psiquiatra humanista Viktor E. Frankl, cosa que describe en su libro El Hombre En Busca De Sentido. Si nada tiene valor para ti, nada te genera interés, nada provoca que te levantes por la mañana a hacer algo, siquiera a vivir, y te extingues como una vela. El valor alimenta al deseo y viceversa, valoro lo que deseo y deseo lo que valoro.
¿Entonces, por qué se dice que se están perdiendo los valores? ¿A caso terminaremos muertos todos?
Bollocks!...
Pongamos el ejemplo del prototipo del ser humano "desvalorizado". Un capo del narcotráfico, y sólo por ponerle nombre, que sea el afamado Mayo Zambada...
¿Por qué hace lo que hace? Bueno, seguramente es un amante de los bienes materiales, el poder, la adrenalina entre otras cosas. Esos son sus valores, aunque seguramente tendrá muchos más. Y no, no son los mejores que un ser humano puede tener, pero son valores.
Cámara banda, ya capté que en realidad los valores no se pueden perder ni se están perdiendo y que pasaría si ese fuera el caso, pero entonces... ¿Qué es lo que nos jode tanto?
2 B Continued...
Podría ironizar mucho más, pero eso lo dejo a los maestros como Woody Allen o Matt Groening. La cuestión principal que quiero tratar aquí, es que la citada frase (que no pienso repetir mucho, pues me causa algo entre coraje, frustración y una sensación caracterizada y definida por Olallo Rubio como "ardor de cola") se ha vuelto una muletilla más del vocabulario popular, una explicación fácil y de amplia aceptación para los crecientes problemas de la sociedad y el ser humano. Sí, el mal gobierno, la codicia, el narcotráfico, los medios basura, la pornografía en internet, el cinismo, la depresión colectiva y progresiva, la falta de sentido, el caos vial, el reggaetón, el fanatismo, los sindicatos chupacabras, las guerras de los gringos, el dictador de Corea del Norte y el de Venezuela, y todos los demás cánceres de la humanidad se explican con esas tres sencillas palabras.
No hace falta ser Sócrates para darse cuenta que esta idea es el equivalente ideológico a tocar el timbre de una casa y correr.
¿Qué son los valores?
Bueno, no me atrevo a definirlos según la creencia popular, pues han creado un Frankenstein conceptual con ellos (si, con tornillos en el cuello, cabeza cilíndrica y toda la cosa). Pero en realidad la definición es, como dice un poema de Neruda: "clara como una lámpara, simple como un anillo". Un valor es aquello a lo que uno le da valor (si, tan sencillo que es bobo... duh!). Para Homero Simpson, las donas son un valor, para Gene Simmons, el dinero es un valor, para Yoda la Fuerza es un valor... no se si me explique.
Entonces... ¿Cualquier cosa puede ser un valor?
Depende... ¿Acaso le das valor a cualquier cosa?, si es así, pues sí, pero entonces eso te hace un idiota.
¿Se puede vivir sin valores?
No, en el momento en el que no le das valor a nada, mueres.
Esto lo descubrió empíricamente (y por las malas, cabe destacar) el neurólogo y psiquiatra humanista Viktor E. Frankl, cosa que describe en su libro El Hombre En Busca De Sentido. Si nada tiene valor para ti, nada te genera interés, nada provoca que te levantes por la mañana a hacer algo, siquiera a vivir, y te extingues como una vela. El valor alimenta al deseo y viceversa, valoro lo que deseo y deseo lo que valoro.
¿Entonces, por qué se dice que se están perdiendo los valores? ¿A caso terminaremos muertos todos?
Bollocks!...
Pongamos el ejemplo del prototipo del ser humano "desvalorizado". Un capo del narcotráfico, y sólo por ponerle nombre, que sea el afamado Mayo Zambada...
¿Por qué hace lo que hace? Bueno, seguramente es un amante de los bienes materiales, el poder, la adrenalina entre otras cosas. Esos son sus valores, aunque seguramente tendrá muchos más. Y no, no son los mejores que un ser humano puede tener, pero son valores.
Cámara banda, ya capté que en realidad los valores no se pueden perder ni se están perdiendo y que pasaría si ese fuera el caso, pero entonces... ¿Qué es lo que nos jode tanto?
2 B Continued...
martes, 3 de agosto de 2010
El "breakthrough"
La internet... Oooh, la internet... Ese universo paralelo, tan parecido a la mente humana. Si lo pensamos un poco, el universo de la web en su contenido es un reflejo fiel de la mente del homo sapiens promedio, pues en ella encontramos información de todo tipo, artes, opiniones, sexo, gatos, fotos, videos y demás perversiones en la misma proporción en la que se encuentran en la mente del ser humano. La diferencia es sólo en las proporciones... multiplica la mente de cualquiera por el número de usuarios de la internet y voilá.
Como ya he dicho, la internet representa al promedio, por lo que es irremediablemente vulgar (entendida ésta palabra en un sentido etimológico). Al agregar la palabra "internet" a ciertas cosas o acciones se puede destruir el interés o emoción que pueda generar. Por ejemplo, si conoces a alguien y te dice: "conduzco un programa de radio", seguramente captará tu atención, puede ser alguien importante, puede ser alguien inteligente, puede tener mucho dinero, seguro se codea con gente poderosa / rica / famosa / sexy / snob / whatever. En cambio, si te dice: "tengo un programa de radio ...por internet", seguro pensarás: "otro imbécil que se cree muy importante".
Entonces, ¿por qué tomarme la molestia de escribir aquí?...
Primeramente, seguro creo que tengo algo que decir (aunque no sea necesariamente cierto). Quien me conozca, sabrá que tengo opiniones duras, que me encanta la ironía, los argumentos e incluso el blah blah. Sería ilusorio pretender llegar a las masas o hacerme de reputación. No necesariamente quiero ser leído, sino más bien es sólo el escribir. ¿Sobre qué?, te preguntarás como yo me pregunto. Bueno, yo se que alguien leerá esto en algún momento, tal vez algún despistado internauta, algún ocioso mayúsculo, o al menos mis amigos para quedar bien o simplemente por el chisme. Y creo que si he de ser leído, al menos no he de insultar al lector con la basura que inunda la blogósfera. Procuraré no reportar al blog los detalles frívolos de mi cotidianidad como que me despertó un mosco en la noche, o que chocaron enfrente de mi casa o cuantas veces fui al baño en la última semana o cosas así.
Hay una línea muy difusa que separa lo interesante y lo que vale la pena ser compartido, y la basura que en última instancia sólo le interesa a uno y que debe quedar bien guardada en la propia mente. ¿Cómo distinguir entre una cosa y otra? Bueno, ese es casi un arte. Se requiere de buen juicio, elegancia, discreción y modestia que seguramente yo no tengo, pero me esfuerzo en cultivar.
En fin, sólo me divierto.
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